En el pasado, la infancia dedicaba gran parte de su tiempo de ocio a practicar juegos activos al aire libre; sin embargo, la aparición de la televisión, de los videojuegos e internet ha provocado que los niños dediquen en la actualidad una parte mucho mayor de su tiempo libre a actividades de tipo sedentario.
Según la Organización Mundial de la Salud, la actividad física en la infancia genera una serie de beneficios que incluyen un crecimiento y desarrollo saludables del sistema cardiorrespiratorio y músculo-esquelético, el mantenimiento del equilibrio calórico, y por lo tanto, un peso saludable. Asimismo, la actividad física brinda la oportunidad para desarrollar interacciones sociales, sentimientos de satisfacción personal y bienestar mental.
Existe también un vínculo entre la inactividad física y el sobrepeso / obesidad en la infancia.
La obesidad se produce cuando la ingesta de energía supera el gasto energético. Si bien algunos niños son más propensos a padecer obesidad que otros como consecuencia de factores hereditarios, en la gran mayoría de los casos, los factores medioambientales, las preferencias de estilo de vida y el entorno cultural son los factores más significativos que ejercen una influencia sobre la obesidad.
Hoy por hoy también debemos agregar que la falta de ejercicio físico es la primera gran consecuencia de la pandemia.
El desafío a futuro será identificar y aplicar estrategias que garanticen la actividad física en la infancia para poder desarrollar personas adultas sanas.
Fuente: Organización Mundial de la Salud